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Atención: la artritis también afecta a los niños

Atención: la artritis también afecta a los niños

Para la mayoría de las personas la artritis es sinónimo de artrosis y, por lo tanto, un problema que sólo enfrentan los adultos. Sin embargo, mientras ésta última se debe a la erosión progresiva de los cartílagos por su uso y paso del tiempo y efectivamente ocurre en las personas mayores, la artritis es una enfermedad crónica que afecta sobre todo a las articulaciones del cuerpo, puede llevar a la discapacidad y, contrariamente a lo que se suele creer, puede afectar a los más chicos: de hecho, es una enfermedad que afecta a 1 de cada 1.000 menores de 16 años.

Cuando los afectados son tan jóvenes se habla de artritis idiopática juvenil (AIJ). Se estima que en la Argentina hay aproximadamente 10 mil niños con esta enfermedad.

“¿Qué significa idiopática?, que el origen es desconocido. Lo que sí se sabe es que existe una predisposición individual; el organismo puede estar predispuesto genéticamente a padecerla y un disparador, como situaciones de estrés emocional, una infección o un traumatismo, altera al sistema inmune y la desencadena”, explica el doctor Rubén Cuttica, jefe del servicio de Reumatología Pediátrica del Hospital Pedro de Elizalde.

Como no todos los chicos presentan igual manifestación de la enfermedad, la artritis puede ser difícil de diagnosticar. Sus síntomas son comunes a otras dolencias y no existe un análisis que la identifique por sí solo. Por eso, el pediatra suele indicar diversos estudios (radiografías y análisis de sangre) para descartar otras enfermedades y asegurarse de que está frente a una AIJ. Los reumatólogos pediatras son los especialistas encargados de atender estos casos.

“Los síntomas no son exclusivos de la enfermedad y como para que el pronóstico sea bueno es fundamental un diagnóstico precoz, lo que recomendamos es que un niño con un dolor musculoesquelético debe ser llevado a una consulta con un reumatólogo. Los pacientes con fiebre de origen desconocido o que tienen episodios de erupciones en la piel, también”, aconseja el Dr. Cuttica. Según el experto, por la demora en consultar al reumatólogo hoy suele pasar un año entre que el niño comienza con los síntomas y recibe el diagnóstico preciso.

El principal síntoma de la artritis es la inflamación de las articulaciones, que se tornan rígidas, calientes, hinchadas y dolorosas. Esto limita los movimientos del niño y deteriora su capacidad funcional, es decir, su habilidad para realizar por sí solo tareas cotidianas tan simples como abrir una canilla, bañarse o ir a la escuela.

Si bien conocer el diagnóstico puede ser un momento difícil para la familia, los niños con AIJ tratados adecuadamente suelen tener grandes posibilidades de recuperación, y la mayoría crece y se desarrolla de forma prácticamente normal. Pero para eso es fundamental el apoyo y la compañía de los padres.

“No es fácil que a un papá le digan que su hijo tiene una enfermedad crónica, pero en reumatología ganar cosas cuesta mucho trabajo mientras que perderlas se consigue rápido. Entonces, hay que evitar ir para atrás y para adelante con los tratamientos; hay que tratar de ser constantes. Siempre digo que no hay que dejarse llevar por los consejos de gente que, si bien los brindan con la mejor intención, quizás no saben del tema y pueden sembrar dudas que llevan a un retroceso difícil de remontar”, explica Cuttica.

A diferencia de la curación, que ocurre cuando se tiene la certeza de que una enfermedad desapareció definitivamente, se habla de remisión cuando los síntomas se van, pero nadie puede asegurar que no regresará en algún momento. Este es el caso de la AIJ en la que, gracias a los nuevos tratamientos disponibles (ver recuadro), los brotes comienzan a espaciarse y a perder intensidad.

“Es importante saber que esta enfermedad en algún momento puede entrar en remisión definitiva y los pacientes hasta dejan de tomar la medicación”, informa la Licenciada María Judith Iglesias, jefa del servicio de Kinesiología del Hospital Pedro de Elizalde.

El Dr. Cuttica coincide con ella y agrega: “Por eso lo ideal es tratarlos lo más tempranamente posible y de la forma más intensa (o agresivamente, en el buen sentido de la palabra). Cuanto más precozmente se frene la actividad de la enfermedad, mejores van a ser los resultados”.

Tanto el Dr. Cuttica como la Lic. Iglesias insisten en la importancia del diagnóstico precoz y un abordaje interdisciplinario del paciente, donde el pediatra y el reumatólogo trabajen codo a codo con el oftalmólogo, el traumatólogo, el terapista físico y el psicólogo, entre otros profesionales.

“No se puede prevenir la enfermedad pero si la discapacidad”, aseguran. “Para mejorar el movimiento primero hacemos un plan de ejercicios terapéuticos (para apuntalar el déficit del chico) y después, cuando ya está mejor, vamos reemplazando esos ejercicios por otro tipo de actividad física. La realidad es que bien tratado un niño no tiene por qué dejar de hacer las cosas típicas de su edad: desde andar en bicicleta, correr y jugar con sus amigos hasta practicar tae kwon do, danzas o cualquier deporte siempre que no sea de choque ni en un nivel competitivo”, grafica Iglesias.

Por último, Cuttica añade: “Además de lo articular y lo muscular, esta es una enfermedad de las llamadas sistémicas, quiere decir que puede afectar otros órganos: la vista, el riñón, el hígado, a veces el aparato cardiovascular. Sin embargo, los chicos que empiezan un tratamiento tempranamente pueden lograr hacer una vida normal”, concluye.

Avances en el tratamiento: “De la aspirina a los tratamientos biológicos”

“Al principio lo único que teníamos eran la aspirina y los corticoides”, señala el Dr. Rubén Cuttica, jefe del servicio de Reumatología Pediátrica del Hospital Pedro de Elizalde, al reflexionar sobre la evolución del tratamiento de la artritis idiopática juvenil (AIJ) en los últimos 50 años. “Sin embargo, debido a los corticoides los pacientes no crecían, se hinchaban, tenían estrías, aplastamientos vertebrales, cataratas. Las articulaciones andaban mejor pero los efectos adversos eran tremendos”, recuerda el especialista.

Según relata Cuttica, un momento importante en la historia de la AIJ fue el desarrollo de medicamentos llamados modificadores de la enfermedad, “frenaban su evolución, pero veíamos que al cabo de unos dos años de ser administrados perdían efectividad y la enfermedad se reactivaba. Recién en 1985 se empieza a usar el metrotexate para tratar la artritis adulta y comenzamos a probarla también en los chicos, aunque con cierto temor porque era experimental.

Hoy se transformó en la droga de inicio del tratamiento. En 1999 aparecen los biológicos y actualmente nadie duda de que los biológicos han cambiado la calidad de vida de los chicos”, asegura.

Existen distintos tipos de AIJ, cada una de ellas con sus características particulares y diferentes grados de gravedad, por ejemplo la artritis sistémica, si bien es menos frecuente que los otros tipos de la enfermedad (se estima que afecta a entre el 10% y el 20% de los pacientes con AIJ), es la forma más severa.

“Para este tipo de artritis juvenil, no teníamos nada, hasta que ya entrada la década del 2000 aparecen los bloqueantes de la interleuquina 6, el tocilizumab, y el bloqueante de la interleuquina 1. Eso para los sistémicos fue un cambio rotundo. Uno ve que la calidad de vida para estos chicos es totalmente diferente a la de los que se trataron con aspirina y corticoides. Hoy evolucionan bien y tratados en tiempo y forma pueden desarrollar una actividad normal”.

Una guía para ayudar a padres, maestros y cuidadores

Desde el año pasado está disponible la primera Guía de Artritis Idiopática Juvenil desarrollada con la colaboración de los profesionales del Hospital Pedro de Elizalde (Dr. Rubén Cuttica y la Lic. María Judith Iglesias) y editada por Roche Argentina.

A lo largo de cinco capítulos se recorren los principales puntos a tener en cuenta a la hora de acompañar a un niño con AIJ: información sobre la enfermedad, mitos y verdades, características de los distintos tipos de artritis, la recuperación, tratamientos, terapia física, contención emocional, cuidados a tener en cuenta en la vida cotidiana, dudas frecuentes, el rol fundamental que cumple la escuela, los maestros y los compañeros de grado en la evolución física y emocional del paciente.

El objetivo de esta guía, que no tiene valor comercial, es ayudar a quienes conviven con un niño con AIJ a comprender cómo interactúa con su afección, brindar herramientas útiles para llevar adelante sus actividades diarias y fundamentalmente mejorar su calidad de vida. Se puede acceder a su versión online a través de la página web del laboratorio: www.roche.com.ar

El Servicio de Reumatología pediátrica del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde realizó una jornada donde los padres y niños pudieron aprender y poner a prueba los desafíos que plantea la enfermedad en los más pequeños.

Alegríaen movimiento” fue el nombre elegido para las jornadas organizadas por el Servicio de Reumatología pediátrica del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde, una actividad especialmente dedicada a padres, cuidadores y niños con artritis idopática juvenil. El objetivo es capacitar y brindar nuevos conocimientos a padres y cuidadores, y que los niños puedan jugar y realizar actividades recreativas, poniendo al movimiento como centro de la actividad.

Durante la jornada los niños realizaron diversas actividades vinculadas a lo circense como juegos de equilibrio, malabares, zancos, también disfrutaron de un show de magia y humor.

Los padres y cuidadores participaron de charlas de capacitación, llevadas adelante por profesionales del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde, vinculadas a la prevención de las complicaciones, el impacto emocional, la progresión de la enfermedad, la importancia de la alimentación para prevenir la osteopenia, plan de ejercicios y actividad física para prevenir la discapacidad, los derechos del niño reumático, entre otros.


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Un 6,4% de los pacientes sale enfermo de Osakidetza

Un 6,4% de los pacientes sale enfermo de Osakidetza
Un 6,4% de los pacientes atendidos en Osakidetza enfermaron por una infección nosocomial, es decir, contrajeron una nueva enfermedad tras acudir a su centro de salud u hospital. Es la cara B del Plan de Salud 2013-2020, que refleja muchos aspectos positivos sobre la robustez de la Sanidad pública vasca, como que el PIB en gasto sanitario se duplicó entre 2000 y 2009 -el País Vasco gasta más en la materia que Finlandia- o que buena parte de los objetivos de plan 2002-2010 se han cumplido, pero también algunos aspectos negativos.
El documento también constata, por ejemplo, el «espectacular aumento de los índices de rotación», que es tanto como decir que los ingresos en los hospitales cada vez son más breves. En efecto, la estancia media ha pasado de 10,1 días en 1989 a sólo 3,7 en 2009. Y no sólo porque se haya ganado en eficiencia y en medios tecnológicos, sino porque, como admite Osakidetza, se apuesta ahora más por la «hospitalización a domicilio», esto es, por que el paciente termine su recuperación en casa, con el consiguiente ahorro económico para el sistema público.
En el informe también se hace constar que aunque la Sanidad vasca tenga la «equidad» en su frontispicio, como la universalidad o la calidad, persisten importantes «desigualdades» que llegan al extremo de que la posición socioeconómica genera importantes diferencias en las patologías y en los hábitos de vida. Hay varios ejemplos.
El acceso a programas de prevención como los del cáncer de mama o el PADI-atención bucodental infantil- continúan sin ser lo generalizados que deberían y la percepción de salud es más elevada entre las clases sociales más bajas, lo que retrasa en algunos casos la atención y los tratamientos. La hipertensión, el colesterol o la artrosis tienen más prevalencia «al bajar en la escala social» y la esperanza de vida también es inferior cuanto menor es el nivel de estudios. Finalmente, el consumo de tabaco es mayor, pero no ocurre lo mismo con la ingesta de alcohol: «En relación al consumo habitual, se observa que [...] a mayor nivel social corresponde mayor consumo».

Científicos gallegos patentan un tratamiento para la artrosis

Prueban con éxito una molécula que se está ensayando para el cáncer
El Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) ha obtenido, en colaboración con la Rowan University de Estados Unidos, una patente internacional por la aplicación para el tratamiento de la artrosis y la artritis de una molécula que se está probando contra el cáncer. Los ensayos que se han realizado en modelos moleculares y celulares, y que ya se han iniciado en animales, son más que esperanzadores, ya que el compuesto protege de la degradación del cartílago y frena la destrucción articular.
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«Los fármacos que existen en la actualidad son para tratar el dolor, son analgésicos que no frenan la progresión de la enfermedad. El tratamiento que proponemos sí lo hace», explica Francisco Blanco, responsable del área de investigación de Enfermedades Reumatológicas del Chuac y director del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña.
El avance surgió de la investigación básica en enfermedades reumáticas del equipo de Blanco, una referencia internacional en este campo. El grupo demostró recientemente, y por primera vez, que los condrocitos, las células del cartílago, el tejido que cubre el hueso y le permite la movilidad, mantienen conexiones entre sí, cuando hasta ahora se pensaba que funcionaban de forma aislada y que no mantenían vínculos entre ellas. Y no solo eso, sino que en esta comunicación transfieren sustancias en forma de nutrientes como glucosa, aminoácidos esenciales o microARN, con lo que cumplen una misión metabólica imprescindible. O, dicho de otra forma, preservar esta conexión intracelular es un proceso básico para el buen estado del cartílago.

Menor toxicidad
¿Cómo conseguirlo? Aquí es donde entró en juego el equipo de Gary Golsberg, de la Rowan University, que ya había mantenido un contacto previo y fructífero con los profesionales gallegos. Fue entonces cuando los norteamericanos les propusieron probar una molécula, Masl, que estaban ensayando en terapias anticancerígenas. La premisa esencial para arrancar con la experimentación es que el cartílago dispusiese de unos receptores, la podoplanina, necesarios para que el compuesto sea operativo. Y su presencia en el tejido fue demostrada por los científicos coruñeses. Es más, comprobaron que la molécula no solo no mataba los condrocitos, sino que tenía un efecto positivo en la adhesión y proliferación celular. «También vimos -explica Francisco Blanco- que inhibe la producción de sustancias tóxicas propias de enfermedades inflamatorias».
A partir de esta investigación y con la patente de la aplicación, el equipo americano propuso al gallego que se encargase del desarrollo de la molécula para el tratamiento de la artritis y la artrosis, tanto a nivel molecular como clínico, para dar el salto a los ensayos en humanos.
«El equipo de Golberg nos propuso ser un satélite de ellos y tampoco descartamos que aquí podamos crear una empresa a partir de esta aplicación si van bien las cosas», apunta el investigador y responsable del área de investigación de Enfermedades Reumatológicas del Chuac.




 
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